sábado, 6 de junio de 2009

*Iba a escribir sobre un tema que me repatea sobremanera, que es la pedofilia o paidofilia, pero como me enfurece tanto pensar que la gente pueda hacer daño a los niños...prefiero hablar de cuando lo éramos...de esos pequeños que se emocionaban cuando sus padres les daban cinco duros y se iban corriendo al quiosco a gastarlos rápidamente, con su gran tesoro de veinticinco pesetas con el que te podias comprar media tienda y empezabas emocionado a decir: "Quiero uno de estos...mmm, uno de esos..." hasta que te dabas cuenta que los cinco duros no eran infinitos y le preguntabas a Agustín (que era el quiosquero de mi barrio, bueno, y lo sigue siendo...) "¿cúanto llevo...? y te llevabas alegría porque aún podías comprar alguna cosa más...
Yo me sabía casi todos los nombres de las gominolas y aun recuerdo una bolsa que se llamaba "perlitas" que valía diez pesetas, de la que ya nadie se acuerda (si alguno os acordais de ella, decidmelo, por favor, me gustará saber que no me lo he inventado...) y me gustaban las fresas y los dedos de los de toda la vida de dios, no esos que venden ahora que no saben ni la mitad de bien...y los flashes, que resulta que me enteré el otro dia que se llamaban así porque en la marca aparecia un señor haciendo una fotografía...¡ya me preguntaba yo de dónde me habría salido el gusto por este arte...de los flashes de coca-cola! (que eran mis preferidos con los de lima-limón) Y en mi barrio cuando teníamos una recopilación de plásticos de flashes los pegábamos unos a otros machacándolos con una piedra por los bordes y hacíamos una tira tan larga que daba la vuelta al jardín...que cosas...porque si, por aquel entonces todavía se salía a jugar a la calle y no nos encerrabamos con las plays y esas cosas...
Lo mejor de todo era cuando subia para casa después de toda la tarde y parte de la noche en la calle y me decía mi madre: "traes un olor a callejera..." y yo entonces no comprendía cual era ese olor, pensaba que era mentira, que no había un olor que se llamara callejero...hasta que un dia me di cuenta de que si existía,de que siempre había existido...
Solo espero que vosotros hayais tenido la suerte de disfrutar de una infancia tan feliz como la mía...

Fotografía "La felicidad necesita poco...Autorretrato" por mi amiga Raquel...

2 comentarios:

  1. Muy buenas las fotos.Te leeré más despacio.

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  2. jajajajajajaja
    me ha encantado, me ha recordado un monton a cuando era peque...porque claro, Agustin tambien era mi kiosquero y yo tambien hacia lo de los flahes (me acabo de enterar ahora que se llamaban asi por eso)...
    En fin, la verdad esque siempre fue muy curiosa la frase de "hueles a callejero", y ahora te das cuenta de que sí, de que aquel olor sí existía...
    Cómo añoro mi infancia!!!
    un beso hermanita

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