[...] Cada paso que daba, cada puerta que abría, cada cosa que tocaba, eran pasos, puertas, cosas que exitían en una realidad a la que mi padre ya no pertenecía, y que afirmaban su ausencia en la inevitable familiaridad de mi mirada, de mis manos, de mis pies, mientras recorría un camino que habría podido completar con los ojos vendados.
(Almudena Grandes, El corazón helado)
me ha flipao esta foto... genial¡¡
ResponderEliminara propósito del buen plan, tengo otro muy bueno; la playa, mi cámara nueva y la goma rosa... me faltas tú para completar la estampa. qué ya tengo kámaraaaaaaa
Preciosa, peke, y gran texto :)
ResponderEliminar