El dolor que nace de una obsesión no está hecho de estridencias. No se trata de aquellas manifestaciones de pena en las que participa todo el cuerpo, la voz y los gestos. No hay arrebatos ni excesos. Suele ser una pena honda, callada, que surge de la imposibilidad de moverse, de actuar, porque las obsesiones nos paralizan el cuerpo y la vida.
(Maria de la Pau Janer. Las mujeres que hay en mi)
Que razón tiene la María de la Pau esta....
ResponderEliminarUn besazo Rubi!!!!
(Cuando vuelves!!???)
Cesssss
Amén.
ResponderEliminarMala cosa obsesionarse, y peor si es con un dolor.
ResponderEliminar"Tenemos que ser optimistas"
Es horrible que no actualices mas.
ResponderEliminarSaludos!
Gran reflexión (y la tuya de mi comentario tambien).
ResponderEliminarPronto nos vemos Gra.